Luis Jimenez Martos

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El hombre de la cueva, alumbrador de las profundidades y de sí mismo, que ilustrara episodios épicos de su lucha, se hizo juglar siglos más tarde. Ese hombre Pereira sevillano, sorprendente donde los haya, personifica esa transmutación artística-primitivo en poeta del pueblo, primitivo también, con acusado conciencia social. Ambos se juntan en uno; es decir, la estilización colorista y absolutamente dinámica -as de los pinceles- corresponde a la palabra, envés dramático que va al bulto, impulsada por una pureza acusadora y viva. La poesía resuelta en forma y colores, como la pintura que admite glosa rimada, son hijas del Mediterráneo de la luz y la sombra. Y Pereira trazo los signos de la fertilidad y de la redondez, tan propios de la cultura agrícola y andaluza, combatidos desde siempre por los hados fatales.
Aunque el mar no se vea, está ahí, anunciado en los azules, son paro acompañar los ritmos comunales, este pintor, fenómeno singularísimo, nos transmite en sus estampas del sur que se agita. Unas estampas libres -¡Ya era hora!- del tópico. Pereíra: Mano y voz buscándose el compás y hallándolo.

 

LUIS JIMENEZ MARTOS Poeta cordobés. Premio Nacional de Literatura 1969